2 Levántate, oh Juez de la tierra, da el pago a los soberbios.
3 ¿Hasta cuándo los impíos, hasta cuándo, oh Señor, se gozarán los impíos?
4 ¿Hasta cuándo se jactarán, hablarán palabras arrogantes, y se vanagloriarán todos los que obran iniquidad?
5 A tu pueblo, oh Eterno, quebrantan, a tu heredad afligen.
6 A la viuda y al extranjero matan, y a los huérfanos quitan la vida.
7 Y dicen: "El Eterno, no ve, ni se entera el Dios de Jacob".
8 Entended, necios del pueblo, y vosotros fatuos, ¿cuándo seréis sabios?
9 El que hizo el oído, ¿no oirá? el que formó el ojo, ¿no verá?
10 El que amonesta a las naciones, ¿no reprenderá? El que enseña al hombre ciencia, ¿no sabrá?
11 El Eterno conoce los pensamientos de los hombres, que son vanos.
12 ¡Dichoso el hombre a quien tú, Señor, disciplinas, y en tu Ley lo instruyes,
13 para aliviarlo en los días de aflicción, en tanto que para el impío se cava el hoyo!
14 Porque el Eterno, no abandona a su pueblo, ni desampara su heredad,
15 sino que el juicio será vuelto en justicia, y en pos de ella irán todos los rectos de corazón.
16 ¿Quién se levantará por mí contra los malignos? ¿Quién estará por mí contra los que obran iniquidad?
17 Si el Eterno no me ayudara, pronto moraría yo en el silencio de la muerte.
18 Cuando siento que mi pie resbala, tu amor, oh Eterno, me sustenta.
19 Cuando aumentan mis inquietudes, tu consuelo alegra mi espíritu.
20 ¿Puedes tú aliarte con un trono de iniquidad, que trae agravio con sus decretos?
21 Se juntan contra la vida del justo, y condenan la sangre inocente.
22 Pero el Eterno ha sido mi fortaleza, mi Dios, la roca de mi refugio.
23 El volverá sobre ellos su iniquidad, su propia maldad los destruirá; y el Eterno, nuestro Dios, los exterminará.