2 Diré al Eterno: "¡Esperanza mía y castillo mío, mi Dios, en quien confío!"
3 El te librará del lazo del cazador, de la plaga destructora.
4 Con sus plumas te cubrirá, debajo de sus alas estarás seguro. Escudo y muralla es su fidelidad.
5 No temerás el espanto nocturno, ni saeta que vuele de día,
6 ni plaga que ande en oscuridad, ni peste que al mediodía destruya.
7 Caerán mil a tu lado, y diez mil a tu diestra, pero a ti no llegará.
8 Con tus ojos mirarás, y verás la retribución de los impíos.
9 Porque has puesto al Eterno, que es mi refugio, al Altísimo, por tu habitación,
10 no te vendrá mal, ni plaga tocará tu morada.
11 Pues a sus ángeles mandará por ti, que te guarden en todos tus caminos.
12 En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra.
13 Sobre el león y el áspid pisarás, hollarás al cachorro del león y al dragón.
14 "Por cuanto ha puesto su amor en mí —dice el Señor—, yo lo libraré, lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi Nombre.
15 "Me invocará, y yo le responderé. Con él estaré en la angustia, lo libraré y lo glorificaré.
16 "Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación".