2 Despierta tu poder ante Efraín, Benjamín y Manasés, y ven a salvarnos,
3 ¡Oh Dios, restáuranos! ¡Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos!
4 ¡Oh Eterno, Dios Todopoderoso! ¿Hasta cuándo estarás indignado contra la oración de tu pueblo?
5 Les diste a comer pan de lágrimas, beber lágrimas en gran abundancia.
6 Nos pusiste por contienda a nuestros vecinos, Y nuestros enemigos se burlan de nosotros.
7 ¡Oh Dios Todopoderoso, restáuranos! ¡Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos!
8 Trajiste una vid de Egipto, echaste naciones, y la plantaste.
9 Limpiaste sitio ante ella, Y echo raíces, y llenó la tierra.
10 Su sombra cubrió los montes, sus ramas cubrieron los cedros de Dios.
11 Extendió sus vástagos hasta el mar, y hasta el Éufrates sus renuevos,
12 ¿Por qué derribaste su cerca, y la vendimian todos los que pasan por el camino?
13 La destroza el jabalí, y las bestias del campo la devoran.
14 ¡Oh Dios Todopoderoso, vuelve ahora! Mira desde el cielo, considera y visita esta viña,
15 la planta que plantó tu diestra, el renuevo que para ti afirmaste.
16 Quemada a fuego está, asolada. Perezcan por la reprensión de tu rostro, los que la destruyeron.
17 Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo del hombre que levantaste para ti.
18 Así no nos apartaremos de ti. Nos darás vida, e invocaremos tu Nombre.
19 ¡Oh Eterno, Dios Todopoderoso, restáuranos! ¡Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos!