2 El juzgará a tu pueblo con justicia, a tus afligidos con juicio.
3 Los montes llevarán paz al pueblo, los collados justicia.
4 Defenderá a los afligidos del pueblo, salvará a los hijos del menesteroso, y aplastará al opresor.
5 Te venerarán mientras duren el sol y la luna, de generación en generación.
6 Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada, como aguaceros que riegan la tierra.
7 Florecerá en sus días la justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna.
8 Dominará de mar a mar, desde el río hasta los fines de la tierra.
9 Ante él se postrarán los habitantes de desierto, y sus enemigos lamerán el polvo.
10 Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes, los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones.
11 Todos los reyes se postrarán ante él. Le servirán todas las naciones.
12 Porque él librará al menesteroso que clame, al afligido que no tenga socorro.
13 Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, salvará la vida de los pobres.
14 De engaño y violencia los redimirá y la sangre de ellos será preciosa a sus ojos.
15 Vivirá, y le darán el oro de Sabá, y siempre orarán por él. Todo el día lo alabarán.
16 Abundarán los cereales en la tierra, y en la cumbre de los montes. Su fruto ondulará como en el Líbano, y los de la ciudad florecerán como la hierba del campo.
17 Su Nombre será para siempre. Se perpetuará su Nombre mientras dure el sol. Benditas serán en él todas las naciones, y lo llamarán dichoso.
18 Bendito el Eterno, el Dios de Israel, el único que hace maravillas.
19 ¡Alabado sea su glorioso Nombre para siempre! Toda la tierra sea llena de su gloria. ¡Amén y Amén!
20 Aquí terminan las oraciones de David hijo de Isaí.