2 Desde el cielo Dios miró a los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios.
3 Cada uno se apartó, todos se habían corrompido. No hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.
4 ¿No tienen conocimiento los malhechores, que devoran a mi pueblo como si comieran pan, y no invocan a Dios?
5 Se sobresaltan de pavor, aun sin razón para temer. Porque Dios dispersa los huesos del agresor. Tú los avergonzarás, porque Dios los desecha.
6 ¡Oh si viniera de Sión la salvación de Israel! Cuando Dios restaure el cautiverio de su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel