2 Tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
3 Envía tu luz y tu verdad, para que me guíen, y me lleven al santo monte, donde tú moras.
4 Entonces iré al altar de Dios, al Dios, alegría de mi gozo, y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.
5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas en mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarlo. ¡Mi Salvador y mi Dios!