2 El Eterno lo guardará y preservará su vida. Será feliz en la tierra, no lo entregará a la voluntad de sus enemigos.
3 El Señor lo sustentará en el lecho del dolor, lo sostendrá en su enfermedad.
4 Yo dije: "Oh Eterno, ten misericordia de mí, Sáname, aunque contra ti he pecado".
5 Mis enemigos hablan mal de mí preguntando: "¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?"
6 Si vienen a verme, hablan mentira. Su corazón amontona iniquidad, y al salir fuera, la divulgan.
7 Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen. Contra mí piensan mal, diciendo de mí:
8 "Una mala enfermedad se apoderó de él. Cayó en cama, no se levantará más".
9 Hasta mi amigo íntimo, en quien yo confiaba, el que comía de mi pan, alzó contra mí su talón.
10 Pero tú, Señor, ten misericordia de mí; levántame, y les daré el pago.
11 En esto sabré que te agrado, en que mi enemigo no triunfe sobre mí.
12 En cuanto a mí, tú me sostienes en mi integridad, me pones ante ti para siempre.
13 ¡Alabado sea el Eterno, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos! ¡Amén y Amén!