2 Enmudecí, guardé silencio, me callé y aun acerca de lo bueno, mi dolor se agravó.
3 Se enardeció mi corazón dentro de mí, se encendió fuego en mi meditación, y proferí con mi lengua:
4 "Hazme saber, oh Eterno, mi fin, cuál es la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy.
5 "Diste a mis días el largo de un palmo, mi edad es como nada ante ti. La vida del hombre es apenas un soplo.
6 "El hombre es una sombra que pasa. En vano se afana. Amontona riquezas, sin saber para quién.
7 "Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza se halla en ti.
8 "Líbrame de todas mis transgresiones. No me pongas por escarnio del insensato.
9 "Enmudezco, no abro mi boca, porque tú eres el que actúa.
10 "Quita de mí tu plaga, Por los golpes de tu mano estoy consumido.
11 "Castigando su pecado enmiendas al hombre, y consumes como polilla su belleza. Ciertamente sólo un soplo es todo hombre.
12 "Oye mi oración, oh Eterno, y escucha mi clamor. No calles ante mis lágrimas, porque ante ti soy peregrino y advenedizo, como todos mis padres.
13 "Desvía tu mirada de mí, para que tome aliento, antes que vaya y perezca".