2 Ante sus propios ojos se lisonjea de que su iniquidad no será descubierta ni hallada aborrecible.
3 Las palabras de su boca son iniquidad y fraude. Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien.
4 Aun en su cama planea el mal. Se obstina en el mal camino, y no aborrece la maldad.
5 Oh Eterno, tu amor llega hasta los cielos, tu fidelidad hasta las nubes.
6 Tu justicia es como los altos montes, tus juicios, grande abismo. Oh Eterno, tú preservas al hombre y al animal.
7 Oh Dios, ¡cuán precioso es tu invariable amor! Por eso los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
8 Serán plenamente saciados de la abundancia de tu casa, y tú les das a beber del torrente de tus delicias.
9 Porque de ti brota el manantial de la vida, y en tu luz vemos la luz.
10 Extiende tu constante amor a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón.
11 No venga pie de soberbia contra mí, ni mano de impío me mueva.
12 Allí caen los malhechores, son abatidos, y no podrán levantarse.