2 Señor, escucha mi voz, estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.
3 Señor, si miraras a los pecados, ¿quién podría subsistir?
4 Pero hay perdón en ti, para que seas reverenciado.
5 Espero al Eterno, mi alma espera; en su Palabra espero.
6 Mi alma espera al Señor más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana.
7 Espere Israel al Eterno, porque en él hay constante amor, y abundante redención.
8 Dios redimirá a Israel de todos sus pecados.