2 ¡Despiértate, salterio y arpa! Despertaré al alba.
3 Te alabaré, oh Eterno, entre los pueblos, a ti cantaré salmos entre las naciones;
4 porque tu invariable amor es grande, más alto que los cielos, y hasta el cielo tu fidelidad.
5 ¡Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios, y sobre toda la tierra tu gloria!
6 Sean librados tus amados, salva con tu diestra, y respóndeme.
7 Dios habló desde su Santuario: "Con alegría repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot".
8 "Mío es Galaad, mío Manasés, Efraín es el yelmo de mi cabeza, Judá, mi legislador.
9 "Moab, la jofaina para lavarme, sobre Edom echaré mi calzado, en triunfo me alegraré sobre Filistea".
10 ¿Quién me guiará a la ciudad fortificada? ¿Quién me guiará hasta Edom?
11 De cierto serás tú, oh Dios, que nos habías desechado, y no salías con nuestros ejércitos.
12 Socórrenos contra el adversario, porque vana es la ayuda del hombre.
13 En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos.