2 Rubén, Simeón, Leví y Judá;
3 Isacar, Zabulón y Benjamín;
4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.
5 Todos los descendientes de Jacob fueron setenta. José ya estaba en Egipto.
6 Y murió José, todos sus hermanos y toda aquella generación.
7 Y los israelitas crecieron y se multiplicaron. Se aumentaron y fortalecieron en extremo, y llenaron el país,
8 Entonces se levantó un nuevo rey sobre Egipto que no conocía a José, y dijo a su pueblo:
9 "El pueblo de Israel ha llegado a ser mayor y más fuerte que nosotros.
10 "Ahora, pues, tratémoslo con astucia para que no se multiplique, y en caso de guerra, se una a nuestros enemigos, pelee contra nosotros, y se vaya del país".
11 Entonces pusieron sobre Israel comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas. Y edificaron a Faraón las ciudades almacenes de Fitón y Ramsés.
12 Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían. Así, los egipcios llegaron a temer a los israelitas.
13 Y los egipcios sometieron a Israel a cruel servidumbre,
14 y amargaron su vida con duro trabajo de barro y ladrillo, y con toda labor de campo. Y en todo su servicio los obligaban con rigor.
15 Entonces el rey de Egipto habló a las parteras de las hebreas, una se llamaba Sifra y otra Fúa, y les dijo:
16 "Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, mirad el sexo. Si es niño matadlo; y si es niña, que viva.
17 Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida de los niños.
18 Y el rey de Egipto llamó a las parteras y les preguntó: "¿Por qué habéis preservado la vida a los niños?"
19 Las parteras respondieron: "Las mujeres hebreas no son como las egipcias. Son robustas y dan a luz antes que llegue la partera".
20 Y Dios hizo bien a las parteras, y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera.
21 Y por haber las parteras respetado a Dios, él les dio numerosa prole.
22 Entonces Faraón ordenó a todo su pueblo: "Echad al río a todo niño hebreo que nazca, y preservad la vida a toda niña".