2 Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros, y os recordamos en nuestras oraciones.
3 Sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, la obra de vuestra fe, vuestro trabajo de amor, y vuestra constante esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
4 Hermanos amados de Dios, sabemos que él os ha elegido,
5 porque nuestro evangelio llegó a vosotros, no sólo en palabra, sino también con poder, en el Espíritu Santo, y en plena convicción. Bien sabéis cómo nos portamos entre vosotros, para vuestro bien.
6 Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, y recibisteis la Palabra a pesar de la mucha tribulación, con el gozo que da el Espíritu Santo.
7 De tal manera que habéis sido ejemplo a todos los creyentes de Macedonia y Acaya.
8 Porque partiendo de vosotros, la Palabra del Señor ha resonado, no sólo en Macedonia y Acaya. Vuestra fe en Dios se ha extendido a todo lugar, de modo que no necesitamos hablar nada.
9 Porque ellos cuentan la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero;
10 y esperar de los cielos a su Hijo que resucitó de los muertos, a Jesús, que nos libra de la ira venidera.